¡Hola! Mi nombre es Paloma y soy una persona altamente sensible. De forma muy resumida, esto significa que he pasado gran parte de mi vida sintiéndome diferente a los demás debido a que mi sistema neurosensitivo procesa más información, y de manera más profunda, que el 80% de la población que no posee este rasgo de la personalidad. Quizás, por este proceso, que ocurre de manera inconsciente en el cerebro, siempre he tenido la sensación de estar viviendo de una forma muy consciente. Poner especial atención en todo lo que me rodea ha hecho que me dé cuenta de más detalles que otras personas de mi entorno, con frecuencia, pasan por alto. ¡Además poseo una intuición muy desarrollada!
Como siempre fui la niña rara, y además a menudo me sentía sobrepasada por mis emociones, desde los 7 años tuve claro que quería dedicar mi vida a ayudar a todas las personas que también se sentían un poco apartadas por ser diferentes a lo que la sociedad marca como adecuado. Gracias a esas sensaciones me formé como Trabajadora Social y como Psicóloga en un intento productivo de encontrarme y vivir acorde al plan que mi alma tenía para mí.
La curiosidad me podía en cada cosa que hacía y siempre he creído que hay algo más allá de lo que podemos ver y tocar. En un trabajo alternativo como Consultora de Belleza, conocí a una persona que me propuso intercambiar una de mis clases de cuidado de la piel por una de sus sesiones de Tarot. Acepté sin dudarlo y salí tan fascinada, que ese tipo de intercambios se convirtieron en algo recurrente cada cierto tiempo. Tenía la sensación de que, al ver las cartas, entendía a la perfección ese lenguaje, pero no era capaz de ponerle palabras que expresaran lo que mi ser sentía.
Con 30 años me vi atrapada en un laberinto de sombras en el que la ansiedad se convirtió en un eco desgarrador. Durante meses, sobreviví en la penumbra, refugiada en mi cama, donde los sueños se entrelazaban con horas de llanto interminable. Ahora, desde la distancia, soy plenamente consciente de que las imágenes de aquellas cartas, acompañadas por mis sueños, fueron mi chaleco salvavidas porque fueron lo único capaz de mantener mi mente alejada de la tormenta.
Recordé que el médico psicoanalista Carl Gustav Jung (1875 – 1961) desarrolló el concepto de inconsciente colectivo y la teoría de los arquetipos que estaban plasmados en el Tarot, así que comencé a estudiarlos en profundidad y en poco tiempo esta disciplina me fue llevando hacia el estudio de otras: Astrología, Numerología, Runas, Registros Akáshicos, Velomancia, Reestructuración del ADN, Psicogenealogía y Transgeneracional y, como no, las famosas Constelaciones Familiares de Bert Hellinger (1925 – 2019), que también había estudiado en la universidad.
Trabajé muy duro durante bastante tiempo en terapia con una psicóloga clínica para salir del pozo en el que estaba, le agradecí profundamente que respetara todo mi mundo sin cuestionarme por ello. No tengo ninguna duda de que todo este conocimiento también me ayudó a ver la luz, pues gran parte del proceso sucedió en el mundo onírico, a través de los sueños y de profundas meditaciones a las que tuve acceso durante mi formación como experta Mindfulness.
El 97% de nuestra conducta proviene del inconsciente que, según Sigmund Freud (1856 – 1939), es un lugar abstracto de nuestra mente en el que podemos encontrar el origen de muchos de nuestros sentimientos, pensamientos, impulsos y recuerdos que no somos capaces de entender y que, en muchísimas ocasiones, es clave para poder solucionar los problemas que nos afectan en nuestra vida diaria.
Para que podamos ser realmente conscientes del impacto que esto tiene en nuestras vidas, disponemos de diferentes herramientas que nos ayudan a profundizar en aquello que no estamos siendo capaces de ver. Personalmente, entiendo cada una de ellas como el radio de una rueda, donde todas son necesarias e igualmente importantes para poder avanzar con la menor dificultad posible. ¡Y siempre estamos a tiempo para ir sumando radios en nuestra rueda de la vida!
Si tú también quieres llevar tus procesos vitales al siguiente nivel, estaré encantada de acompañarte.